La Disciplina Estudiantil

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Quince Duncan

Hay una gran inconformidad de los educadores en relación con la disciplina en los centros escolares. En los últimos años, las regulaciones dictadas por el Ministerio de Educación, redactados por abogados y no por educadores, se convirtieron en instrumentos represivos formales, que lejos de educar terminan en grados de laxitud y tolerancia preocupantes.

El problema es que la disciplina real no se impone, ni se limita a sanciones, ni debe ser laxa y tolerante. La disciplina real supone el desarrollo de un proceso de inducción que estimule al estudiante a avanzar en la construcción de un estilo de vida.

El estudiantado es poli genético, sujeto a factores ecológicos y negociada.

Es totalmente necesario que todos tengamos clara la poli génesis[1] del estudiantado. La manera en que se conduce la persona que tenemos en el aula, tiene que ver con la biografía de cada una. Tiene que ver con la visión de mundo y las experiencias concretas forjadas en el seno del hogar, así como en la comunidad en que crece. Esa es la primera fuente genética.

Por otra parte, el estudiantado está inmerso en la cultura institucional. Cada centro educativo, con su cuerpo docente y docente administrativo, tiene sus propios valores y normas. Esta cultura se concreta en una serie de expectativas conductuales. Para la concreción de sus valores, la Institución tiene normas, algunas del Ministerio de Educación y otras propias.

Cada persona del estudiantado está sometida a estas exigencias, que de pronto no sean las mismas de su hogar, y por tanto implica necesariamente un período de adaptación que en el peor de los casos puede durar todos sus años en la Institución. Adicionalmente, el estudiantado se somete a las visiones de mundo de cada docente, que interpreta esos valores y aplica las normas a su real saber y entender. Lo anterior es bien complejo, porque los criterios y estilos de relaciones cambian de docente a docente. Cada estudiante, hombre o mujer, está obligado a interpretar y a su vez y a adaptarse a estos diversos estilos, con pocas posibilidades de lograr un cambio en el docente, que, además de ser la autoridad en la clase, puede que no asuma debidamente su responsabilidad.

En este proceso, no se puede obviar la influencia de las condiciones ambientales, que tanto influyen en la conducta humana. Si no se toma en cuenta las condiciones del ambiente, tales como la temperatura, la ventilación, la hora del día, la batalla estará perdida.  Igualmente forma parte del proceso disciplinario, las condiciones de menor o mayor hacinamiento, la presentación del aula. Tiene también su gran importancia, el contexto cultural y por supuesto, las situaciones coyunturales tales como factores de ruido, corrientes de aire, disgustos, frustraciones, malos entendidos, que producen en el estudiante un grado de estrés que lo hace conducirse en un momento dado de una manera agresiva o depresiva.

Tomando en cuenta lo anterior, el problema disciplinario se convierte en un tema negociable. La disciplina sea real es el resultado de un proceso en construcción y por tanto, es negociada, correctiva, con la meta final de ser auto regulada. Es decir, la función del centro educativo es ayudar, es colaborar con el estudiante para que construya la disciplina personal, funcional, creativa, teniendo claridad de que él es un ser único e irrepetible.

Al final del camino la disciplina real es mucho más que reglamentos. Es al final del proceso, la forja de un estilo de vida. Y la meta final es la convivencia en sociedad.

 

 

 

[1]Poli: varios; génesis: orígenes.